viernes, 19 de julio de 2013

Gasolina

Ayer llegue a casa con un par de rayas en el deposito de la moto.
-«Tengo que echar gasolina»- pensé, pero ya sabéis lo de -«déjalo para luego mejor»-.
Así que me puse a otras cosas, y después, por la tarde noche, cuando me decidí a coger la moto para ir a la gasolinera, sorpresa, se puso a llover.
Me dije -«va… con dos rayitas llego hasta el curro y luego ya si acaso echo»-.
Esta mañana a mucho menos de medio camino se me ha encendido la reserva…
-«Que pronto !!!»-. Y aun me quedaban unos cuantos kilómetros para llegar…
-«Confía… confía en que aguante el deposito… y una mierda. A la primera gasolinera paro, aunque voy un poco pillado de tiempo para llegar a la hora al curro»-.
Paro. Cojo la manguera pero no va.
-«Hay que ir a la caja a decir que voy a echar gasolina. Pues pago 15 euros justos y ya no vuelvo, que tengo prisa»-.
Me meto en la tienda y hay cola.
-«Tengo prisa, vaaaaaamos.»-
Me voy acercando al mostrador y veo al dependiente, que al lado tiene a una compañera explicándole como debe hacer las cosas.
-«Debe ser su primer día… que suerte, vamos despacito»-.
Y entonces me fijo, el tío debe ser de mi edad, mas o menos. Me llama poderosamente la atención las gotas de sudor que le llenan toda la calva, -«como suda»-, y le miro las manos temblorosas, pero que muy temblorosas.
-«Es su primer día y esta como un flan»- pienso. Y le sigo mirando el temblor de las manos, -«igual lleva buscando curro una eternidad, y al fin le ha salido esto. Esta de los nervios y es incapaz de controlarse. El miedo a hacerlo mal y perder el curro debe ser gordo. Tal y como están las cosas uno no puede permitirse fallos. Que mal lo debe estar pasando»-.
Así que espero pacientemente mi turno y le repito dos veces el numero de surtidor y los euros que quiero echar porque el pobre no se entera. Los nervios no le dejan.
Al fin, pago y me voy despidiéndome educadamente y deseándole suerte.

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