Pues si, es una sana costumbre el decir “hola” cuando te cruzas con alguien.
Cierto es que en una gran ciudad como Madrid, esto queda un poco desvirtuado pues no vas a ir por la calle diciendo “hola” al primero que pasa, al estilo Micke Dundee en Cocodrilo Dundee. Pero es sano hacerlo, si por la razón que sea, tienes algo en común con la persona que te cruzas. Algo en común tan nimio como que te la encuentras todos los días en la parada del autobús a la misma hora, o tan nimio como que es la persona a la que le compras el pan, o la que lleva a sus hijos al mismo colegio que los tuyos y os cruzáis todos los días… no se, cosas así.
Esa practica es saludable y recomendable. Es síntoma “de buen hacer” y educación, y establece lazos de complicidad, aunque sean mínimos y con desconocidos. Y sinceramente, no estamos sobrados de buenas maneras.
Si alguien prefiere no seguir esta practica… bueno, pues allá el o ella. Tampoco es una obligación hacerlo, simplemente es como ya he dicho, “de buen hacer”.
Lo que si es totalmente obligatorio, es decir “hola”, cuando alguien te lo ha dicho primero.
Puedes ser tímido y preferir pasar desapercibido por el mundo, puedes preferir no saludar a la gente que conoces, es una opción… pero lo que no puedes hacer es quedarte totalmente callado cuando alguien si que opta por lo contrario. Eso, es de mala educación y si me lo permitís, de persona cerda, -cerda mental, que no higiénica-.
Y es que un “hola”, no cuesta dinero, es totalmente gratis, se pueden regalar miles y aun nos quedaran otros tantos.
Desgraciadamente me encuentro con bastantes personas que optan por la marranería mental. No se porque sera. Quizás estén haciendo oposiciones de cerdadanía.
Y es que como alguien me dijo hace ya muchos años, “un hola no se lo debes negar ni a tu peor enemigo”.