Creí que solo había sido una sombra fugaz que pasó sobre mí.
Pensé que ya te había derrotado, pensé que había acabado contigo. Pero has vuelto, como haces siempre, de forma autoritaria e inexorable, agazapada, esperando tu oportunidad. Dejando pasar el tiempo, la felicidad y la tristeza... en definitiva dejando pasar la vida. Sabes que en cualquier recodo del camino tendrás tu oportunidad para saltar sobre mi y agarrarme fuerte como siempre haces, traspasando mi pecho con tus viscosas manos llenas de alfileres que estrujan mis pulmones hasta romperlos en mil cristales rotos, cada uno de ellos con una voz gritando a la vez, sonando al unísono en la agonía que es mi respiración cuando estoy contigo...
En cada ocasión que reapareces simulas ser mas fuerte... intentas llegar más dentro y quedarte más tiempo... pero estoy hasta los huevos de ti. Te odio maldita, te odio hasta el punto de querer exterminarte, de acabar contigo para siempre, sin piedad, sin compasión. Quiero agarrarme a ti, fuerte en ese abrazo mortal que me das cada vez que me alcanzas, y quiero echar mis manos alrededor de tu cuello igual que tu haces con mis pulmones... y quiero apretar, y apretar... a ver quien puede mas, a ver quien queda vivo de los dos... a ver quien es mas fuerte.
Pensé que estabas muerta... mi Némesis, mi sombra, mi debilidad. Me persigues incansablemente, pero no te concederé el placer de mi destrucción. Se que estas esperando el momento en el que sea viejo y este cansado... pero mientras me quede aliento te combatiré hasta erradicarte. Te odio a muerte.
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